
De acuerdo con las nutricionistas de la subdirección de Enfermedades No Transmisibles, una lonchera saludable debe estar compuesta por los siguientes alimentos: Un derivado lácteo que aporte energía a los menores (por ejemplo yogurt, kumis, queso o avena); una fruta porque se encargará de proporcionar vitaminas y minerales; y, finalmente, un derivado de cereal como pan, tostadas, galletas o ponqués.
Tenga en cuenta que se deben evitar alimentos poco nutritivos que contienen altos niveles de sodio como los pasabocas (snacks) o productos de paquete. Tampoco incluya bebidas gaseosas, dulces duros e incluso chicles. Evite jugos naturales que puedan fermentarse rápidamente como los compuestos por fresas, uvas, moras y mango.
Recuerde que la lonchera no reemplaza el desayuno de su hijo. La cantidad y el tamaño de las porciones que incluya en la lonchera deben ser acordes con la edad, porque si envía muy grandes y muchas cosas muy seguramente su hijo no las consumirá. Los empaques de los alimentos deben ser prácticos, resistentes y herméticos para mantenerlos frescos. Recuerde variar el menú para mejorar el apetito de su hijo.